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Con la llegada del buen tiempo, el ocio se traslada al exterior de los hogares. Nos gusta a salir a tomar algo a una terraza, hacemos vida fuera y si estamos en casa la mayoría del tiempo lo pasamos en la terraza o balcón. Si tienes la suerte de disponer de ellos, es el momento perfecto para adecuarlo correctamente y disfrutarlo al máximo.

La distribución dependerá en su totalidad del espacio disponible que tengas, no es lo mismo una terraza de 20 metros cuadrados que un pequeño balcón de 3 o 4 metros. De cualquier forma, sacar los muebles al exterior es un privilegiado que no está al alcance de todos, así que aprovéchalo.

Si tienes metros disponibles, crea zonas diferenciadas para las diferentes actividades que vayas a hacer allí: una mesa para comer con tu familia o amigos, un sitio para tomar el sol con tumbonas o un sillón reclinable para leer y pasar un rato jugando, hablando o incluso trabajando con tu ordenador. Las posibilidades son infinitas.

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Si por el contrario tu perímetro de terraza es más bien pequeño, te damos consejos para aprovechar bien el espacio del que dispones. No olvides dejar un espacio central libre para facilitar el recorrido durante tu estancia allí, a veces ‘menos es más’ y no es necesario sobrecargar el lugar con miles de artefactos; la idea es colocarlos de la manera más efectiva posible.

Para ello puedes adosar parte del mobiliario a las paredes, de esta manera no verás el espacio tan apelotonado y te adaptarás al espacio. El tamaño de los muebles debe adecuarse a los metros disponibles, no compres piezas grandes si tienes poco territorio para ponerlos ya que saturaran tu terraza.

Opta por modelos plegables, apilables y que sea ligeros y fáciles de guardar. De esta forma podrás sacarlos y meterlos rápidamente siempre que los necesites. Hazte con muebles poco pesados, los moverás con facilidad dependiendo de la utilidad que quieras darles y cambiarte de posición para tomar el sol no será un problema.

Una opción para tu terraza o balcón reducido sería un mobiliario de doble uso. Un ejemplo perfecto es un baúl que te sirve como asiento si lo acondicionas y al mismo tiempo como sitio de almacenaje para guardar los juguetes de los niños, los tratos de la casa o las herramientas del jardín si tienes uno.

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