Continuando con los debates filosóficos sobre hacia dónde avanzamos, hoy vamos a dedicar este post a hablar de qué ha sido del camión del tapicero, del afilador y de todos aquellos negocios ambulantes que recogían antes sus frutos y que hoy en día son casi piezas de museo. No te muevas del asiendo y únete a mi debate sobre estos negocios, porque la evolución hace que el comercio cambie, aunque no siempre para mejor. ¡Comenzamos!
El afiladooooooor, afila cuchillos, navajas, tijeras…. El camión del tapicero, tapizamos todo tipo de tresillos, discotecas… Todo buen negocio ambulante necesita de una locución que se repita por megafonía o, al menos, un sonido característico para que los habitantes de ese lugar sepan que se aproxima; miren si no el camión de los helados con su musiquilla. ¿Que han pasado con todos estos negocios? ¿Por qué hemos dejado que vayan a pique? ¿Por higiene? ¿Por incomodidad porque en nuestra ajetreada vida debemos tirar de comercios 24 horas para poder hacer «nuestros recados»?.
Eran mininegocios que se «empotraban» en algún camión, furgoneta o bici y que abastecían a regiones en las que no existía ese servicio, sobre todo a pueblos o localidades costeras; quizá si sois de ciudad de toda la vida, no habéis tenido ocasión de cruzaos con este tipo de comercios, pero lo cierto es que te traían el producto a la puerta de tu casa y en perfecto estado. ¿Sería hoy viable que se retomasen este tipo de negocios en las grandes ciudades? ¿O deberían traernos cada producto a la oficina por no encontrarnos nunca en casa? ¿Qué pensáis vosotros?.
Fotos obtenidas de: www.aragondigital.es, www.farm1.static.flickr.com y www.lacumbremariano.com