Nuestras abuelas y madres siempre son un referente a la hora de ahorrar en la compra, la comida, la calefacción o la luz. Su experiencia nos puede ayudar muchísimo en este arduo cometido. Se trata de una serie de pequeños y sencillos trucos que hoy en día siguen funcionando.

1º. La cocina:

Una regla básica: en la cocina, todo se hace tapado. Hay que tapar la cazuela, la olla o la sartén pues ahorra tiempo y dinero. El motivo es que al aprovechar los vapores del calor, los alimentos se cocina más rápido y, además, tiene mejor gusto.

2º. Productos de limpieza:

Las abuelas solían decir que con vinagre, limón y alcohol se podía desinfectar y limpiar todo en el hogar. Con estos tres elementos, podríamos dejar la casa aseada, brillante e inmaculada. Fácil y barato.

3º. Consevar el calor:

El calor se puede mantener más tiempo si se toman medidas como proteger los marcos de ventana con burdeles  o cintas de espuma adhesivos; colocar en la puerta de la calle un perfil especial atornillado en la parte inferior; bajar las persianas en cuanto oscurece; y no ventilar las habitaciones más de diez minutos.

4º. Comprar a granel:

Si uno compra muchas cosas a granel ahorrará dinero y tiempo. Se pueden adquirir a granel productos como legumbres, naranjas, vino o aceite. Incluso se pueden comprar productos que no caducan en tamaño gigante.

5º. Cenar de sobras:

Prohibido tirar comida. Hay que aprovechar al máximo las sobras de la comida. Se pueden usar para cenar si sabemos combinarlas con inteligencia y, encima, daremos un toque original a nuestra cena.

6º. Reciclar materiales:

Hay que aprovechar todo. No se tira nada. Así, se pueden convertir las sábanas y las camisas deterioradas en trapos y las toallas en paños de cocinas o alfombrillas de baño. Por último, se puede optar por renovar los manteles o las colchas tiñiéndolos de otro color.

Foto vía  Olx

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