Cuando se realiza una reforma en nuestro hogar, aparece la tentación de tirar todo. Pero no siempre es necesario hacerlo. Existen una serie de cosas que se pueden salvar de esta particular «quema».

1º. El suelo:

En ocasiones basta sustituir las pieza deterioradas por unas nuevas. Asimismo, en el caso del parqué, al lijarlo y barnizarlo, se iguala el acabado y parecerá todo nuevo. Además, se ahorra.

2º. El rodapié:

A  veces basta cambiarlo para que el suelo parezca otro. También se puede optar por escoger uno más alto para que no estropee la pintura.

3º. La pintura y el papel:

Aunque se cambien las ventas, no hace falta pintar o empapelar toda la habitación. Se puede hacer solamente en una pared poniéndole un tono más ocuro, de color, …

4º. Las puertas de paso:

Se pueden mantener. Para ello, hay que sustituir las molduras por unas lisas y sin son oscuras, se puede optar por pintarlas o lacarlas de blanco. Se notará el cambio de forma palpable.

5º. El alicatado:

No resulta necesario quitarlo todo si solamente alguna zona se encuentra en mal estado. Como hay que picarlo y poner azulejos nuevos, uno se puede ahorrar la obra si se cubren con microcemento o papel.

6º. La encimera:

Aunque se cambien los módulos, se puede mantener la encimera, y viceversa. Se puede poner otra, aunque sea más pesada, sin necesidad de tocar los módulos. En ocasiones, basta con colocar un copete nuevo para renovar la encimera de la cocina.

7º. Los cristales:

Si la perfilería de las ventas es estanca, no tiene fugaa, pero precisa más aislamento porque la casa está orientada al norte, no hace falta que se cambia. Sólo se precisa poner una cámara más gruesa entre los cristales y unos vidrios que eviten que entre el calor en verano y que salga en invierno.

Foto vía Facilisimo.com

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