En verano, podemos dar un nuevo aire a nuestro salón. Se trata de transformarlo cambiando colores, complementos, distribución y demás elementos. Se conseguirá un salón alegre, dinámico y veraniego.

El blanco en muebles y tapizados suele ser perfecto. Da frescura, reduce el peso visual y potencia la luz. Se puede combinar con color en los complementos para conseguir un constrate que da vitalidad y dinamismo. En relación a las tapicerías, recomiendo optar por tonos lisos, pero introduciendo estampados en cortinas, cojines, pantallas de las lámparas, etc.

Por otro lado, si te decides a pintar el salón, elige blancos rotos y beis, que dan sensación de amplitud y reflejan la luz. Además, para no recargar visualmente el ambiente, elige piezas en cristal, fibras naturales, forja y las estanterías sin trasera.

Por otra parte, una buena opción es adosar asientos a las paredes. Hay que sacar partido de los rincones con estanterías ligeras o mesitas auxiliares. También recomiendo poner puntos de luz en las esquinas, ya sea lámparas de pie o de sobremesa. Muy recomendable: una lámpara de techo en el comedor.

En relación a los colores, los claros y crudos combinan estupendamente con refrescantes cítricos: verdes, amarillas, naranjas …, que les dan más vida. Ademas, sugiero que si se instala un escritorio con una silla en el salón, se debe elegir en el mismo estilo decorativo y en los colores del ambiente. La silla puede servir de asiento en el cuarto de estar en caso que sea necesario.

En cuanto a los asientos, se puede optar por modelos desenfundables pues ofrecen varias ventajas como que se limpian mejor y sus fundas se pueden renovar fácilmente con telas y acabados más acordes con el verano. Finalmente, hay que atreverse a mezclar materiales y estilos diferentes; se puede complementar muebles de mayor peso visual como las de madera, como otros de fibra, de cristal, de metal …

Foto vía Salón Admira

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