Nuestra generación ha experimentado varias tendencias, entre ellas la del modernismo exacerbado: metales en el vestir, peinados imposibles, colores de pelo que van desde el amarillo pollo hasta los fluorescentes y moda que pasa de moda en el mismo segundo en el que la compras. Esta época ha repercutido también en la decoración, buscando en interiorismo estilos modernistas: lámparas imposibles, pinturas de brillo y mucho uso del metal en el hogar y en el comercio.
Pues bien, tras este modernismo la tendencia es que todo caiga en busca de lo auténtico, llevando la mirada a los diseños que existían antes de que la curva moderna comenzara a emprender vuelo. Y es así como hemos llegado ahora a la exaltación de dos movimientos: el vintage, o la vuelta a lo retro, y la customización, o la personalización de objetos, prendas y demás.
El otro día hablábamos de la fiebre que existía de forrar objetos con distintos materiales de papel, pues bien, esta fiebre proviene de la customización. Nos encontramos en un momento en el que estamos cansados de artificiosidades, de publicidad engañosa, de grandes lujos, cansados de destruir edificios de otros tiempos en pro de la modernidad.
Y ese cansancio nos lleva a buscar de vuelta lo auténtico, el estilo más sobrio, propio de las casas de nuestros abuelos, eso si, adaptando colores, formas y funcionalidades a nuestra vida diaria: lámparas de araña pero de colores flúor, frigoríficos antiguos pero con tecnologías modernas, muebles restaurados con técnicas muy de moda como el doble color rallado…
Si quieres unirte a lo más In, sólo tienes que mirar al pasado y dejarte llevar por estilos rústicos y sobrios, pero adaptados al día de hoy. No hace falta gastar demasiado, tan sólo echar un vistazo a nuestro hogar y ver cuáles son aquellos muebles que podríamos mejorar personalizándolos. ¡A por ellos!
Fotos obtenidas de las siguientes webs: www.gfone.es, www.webdesignledger.es, www.blogardulceblogar.com, www.decoralia.es y www.4.bp.blospot.com.