Las alfombras de fibras vegetales (yute, cañamo, sisal, etc.) visten el suelo con calidez y al mismo tiempo transpiran, ayudan a regular la humedad ambiental y son ideales para todo el año, mas, especialmente, para el varano por su aspecto natural y su frescura.

Para mejorar las propiedades de estas alfombras, en ocasiones, se combinan las fibras vegetals con otros materiales, naturales como el algodón o la lana o sintéticos como el PVV.

Aunque las alfombras de fibras vegetales encajan muy bien en ambientes rústicos, su éxito se debe a que combinan muy bien con cualquier tipo de decoración, desde la más clásica a la más actual. Depende de como se trenzen, tendrán un aspeto más sofisticado o más simple.

Por otro lado, estas alfombras pueden ser del color natural de la fibra o bien teñidas con colorantes especiales. Los tonos naturales son ideales para un ambiente sereno en tanto que los tintes le dan un aspeto más dinámico y jovial.

Hoy en día, varias firmas ofrecen la posibilidad de personalizar las alfombras, bien eligiendo la combinación de tinte a usar sobre las fibras vegetales, bien escogiendo los colores de los materiales con los que se combinan éstas o el ribete  con el que se protegen los bordes. Una idea bastante decorativa es jugar con el color del ribete y las cortinas.

En cuanto al uso, las alfombras de fibras vegetales suelen ser muy resistentes. Si bien debido a sus componentes de tintura y el carácter natural del hilo requieren unos cuidados de limpieza más particulares. Así, se deben aspirar con frecuencia y evitar que se derramen líquidos sobre ellas.

También recomiendo que se las aplique un tratamiento que dé  resistencia al agua y a las manchas. Suele ser una especie de barniz que traen de fábrica; crea una película protectora en su superficie e impide que los líquiedos penetren en la fibra y la manchen o la dañen.  

Foto vía Interiores y Decoración

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