Muchas veces enfocamos nuestros esfuerzos en tener un salón perfecto para recibir visitas, una terraza bien montada con sentido funcional y un dormitorio amoldado a cada una de nuestras necesidades y no nos damos cuenta que los más pequeños también necesitan una renovación de su espacio de vez en cuando.
A los más pequeños les encanta estrenar cosas, un pantalón, una camiseta, un estuche y ya son felices. No os podéis ni imaginar lo que puede suponer hacer un cambio de look en su habitación. De hecho es una idea fabulosa y muy recomendable ya que el cuarto que decoramos cuando tenían 4 años ya no sirve para un niño de 8, 9 o 10. Cada etapa debe ser visible también en su zona de estudios, de trabajo y ocio.
La habitación de los niños se convierten en su zona prohibida, el espacio donde pasan la mayor parte del tiempo, por eso es mejor que se sientan cómodos con el mobiliario. Puedes aprovechar la época de vacaciones de verano (cuando los padre gozan de mayor tiempo libre) para llevar a cambio una renovación que aporte energía extra antes de empezar otro curso académico.
Hay que adaptar el cuarto a sus necesidades más inmediatas, apuesta por renovar todo aquello que veas necesario para darle un aire diferente, cargado de fuerza para afrontar esta nueva etapa. Enséñales catálogos, hazles participes de esta reforma ya que al fin y al cabo ellos son los que van a disfrutar de ese lugar y tienen mucho que decir en el estilos y los nuevos complementos.
El color es una de las decisiones más importantes, lo mejor y más recomendado es elegir colores neutros que no sean demasiado infantiles si queremos que la habitación perdure en el tiempo. No solo en la pared sino en el mobiliario y el textil. El estampado infantil de las cortinas o los colores tan chillones harán que el diseño se tenga que cambiar muy pronto.
Una buena forma de motivarles es creando diferentes zonas en un mismo espacio: un escritorio para la zona de estudio cuando tengan que hacer los deberes y también un área de descanso y ocio donde seguro que pasarán las horas jugando a la videoconsola o con el ordenador.
Si no quieres cambiar por completo el mobiliario de la habitación, lo cual supone un desembolso grande, tal vez puedas aprovechar los muebles antiguos. Intenta reciclar todo lo que puedas, personalízalo con diferentes papeles, dando a esa habitación un toque juvenil y acorde al gusto de tus hijos.
